jueves, 12 de septiembre de 2013

Aquel día… Sentía que llegaba tarde.

Estaba nerviosa, no sabia ni mirar la hora.
Decidí salir del coche en el cual me había llevado un familiar. Me acerqué al lugar y no veía a nadie; pasaron mil y un cosas por mi cabeza hasta que de repente  le vi. Estaba arriba y pensé, ¿Subo?, ¿Corro?, ¿Le abrazo? Mil preguntas vinieron a mi mente, pero mis pies no se movían, estaban quietos, decidí dar unos pasos. Cada vez estaba mas cerca. Le tenía a mi lado y las preguntas volvieron a mi cabeza. No sabia si darle dos besos o que hacer. Decidí saludarle. Ninguno de los dos sabíamos que hacer en aquel momento.

Parecíamos estar nerviosos y por lo visto de una forma u otra decidimos caminar.
Después de un largo paseo, paramos para descansar y entre  chincharnos y así se nos fue el tiempo volando. Pero aquel momento en el banco fue especial.
Yo desde el primer momento en el cual nos sentamos presentí que algo especia pasaría…y ese algo tan especial llegó; el beso, nuestro primer beso. En el momento de besarlo mi cuerpo se paralizó y mi mente estaba en blanco. Cuando aquel beso tan especial finalizó, yo no sabía que hacer, solo tenía clara una cosa, que ese beso no sería ni el primero ni el ultimo y que nunca me alejaría de él.
La tarde no quedo solo en un beso, seguimos dando un paseo hasta que vimos que la hora se nos echaba encima.

Había llegado el momento de despedirnos y yo no quería irme, no quería despegarme de el, pero finalmente tuve que montar en el metro.

martes, 10 de septiembre de 2013